INDICADORES DE LA NECESIDAD DE UN LOGOPEDA
– Que el niño no se comprenda cuando hable
– Que con frecuencia el/la niño/a “se coma sonidos”, o que agregue otros sonidos.
– Que respire con la boca abierta.
– Que tenga dificultades para pronunciar algún sonido.
– Que se encuentre afónico con frecuencia.
– Que manifieste que no escucha bien.
– Que no discrimina ruidos de sonidos.
– Que no hable o hable muy poco.
– Que presente cambios muy drásticos en la voz.
– Que presenta alteraciones físicas, por ejemplo: Parálisis cerebral, espina bífida…
– Que presenta alteraciones sensoriales.
– Que presenta retraso general en el desarrollo y el lenguaje.
– Que se descentra con facilidad ante cualquier situación de la vida diaria.
– Que no logra seguir consignas lingüísticas simples.
– Que presente dificultades a la hora de escribir o leer correctamente.
¿CÓMO PUEDEN AYUDAR LOS PADRES?
– Cultivando la comunicación con su hijo/a en un amplio sentido de la palabra.
– No utilizar diminutivos cuando hablan con el niño/a.
– Escuchar atentamente todas las aportaciones, tanto gestuales como verbales que el niño/a exprese.
– Potenciar y reforzar la riqueza de vocabulario del niño/a, ofreciéndole variedad de ejemplos y diferentes contextos en donde incluir el inventario de palabras.
– Promover situaciones en los que el niño/a se comunique con más miembros de su familia y si es posible, con toda la gente que le circunda.
– No imitarlo cuando habla, ni tampoco deformar sus palabras.
– Hacer de las situaciones cotidianas momentos de aprendizaje.
– No llevarlos a situaciones de estrés ante la insistente repetición de fonemas.
– Estimular los progresos con efusividad. Aplaudir sus logros.